Emisión del sonido

Emisión del sonido


Volvemos a iniciar el tema citando a Alejandro Vivanco Guerra: “En seguida, se coloca la embocadura de la quena, debajo del labio inferior, luego los labios se entreabren ligeramente, algo así como para articular la letra "f" y un soplo achatado -técnicamente se dice en forma de cinta- sale y choca contra el filo de la muesca. Vibra la columna de aire que contiene el tubo y el sonido se produce…

Al principio dificultará, por la tendencia natural de soplar fuerte. Insistiendo y emitiendo suavemente la cinta de aire, se logrará el sonido deseado. Unos logran al primer intento; los más, demoran algunos minutos, quizás horas.


La frase: “se coloca la embocadura de la quena, debajo del labio inferior” habría que matizarla, pero tanto las explicaciones de los autores que citaremos más abajo, como la imagen del propio Alejandro Vivanco empleada para la segunda edición de su “didáctica de la quena peruana”, son bastante elocuentes.

Carlos Clavijo: “Una vez tomada la quena en la forma que explico en el capítulo anterior, se la apoya suavemente sobre el labio inferior, de modo que sobresalga un tanto de aquél para dar salida al aire que deberá pasar por la escotadura o caladura cortando la arista de ésta que es propiamente la que produce el sonido. Aplíquese un golpe de lengua seco, tal como quien quisiera arrojar algún residuo alimenticio de entre los dientes, sintetizando éste en la sílaba TU.

Una vez producido el sonido se lo debe sostener manteniendo la columna de aire, cuidando de que no se localice en la boca y que no se desperdicie por los costados. Trátese de buscar por medio de movimientos tanto de la quena como del labio el nivel que hará posible emitir el sonido. Una vez conseguido éste, es preciso mantenerlo indefinidamente todo el tiempo que sea posible, repitiendo varias veces la misma operación, por medio de la cual se formará la embocadura, sin la cual por mucho dominio que se adquiera en la ejecución, jamás se llegará a darle a la quena el sonido que es tan peculiar e inimitable en ella
.”.

Arnoldo Pintos: “El sonido se produce cuando el aire se corta contra el filo, chanfle o bisel que la quena tiene en su embocadura. Por lo tanto tendremos que abocarnos a lograr que el aire parta de los labios en forma de serpentina chata y se corte contra el filo de la embocadura. Deberá evitarse por todos los medios contraer (arrugar) los labios tal como se hace cuando se sopla una vela encendida. Por el contrario, los labios deberán estirarse levemente, como si fuera a pronunciarse la letra “e” o como cuando se esboza una leve sonrisa. El aire deberá salir de los labios en forma casi horizontal. Para que el aire choque contra el filo de la embocadura, ésta deberá estar colocada a la altura de la comisura de los labios. Para lograr esto, proceda de la siguiente manera: cierre normalmente la boca” ... “Coloque la embocadura en los labios que por ahora estarán pegados entre sí, de manera que ambos bordes de la escotadura apenas rocen el labio superior. (Atención: ¡Apenas quiere decir muy poquito!).

Despegue los labios, lo necesario para que pueda salir la columna de aire en forma de serpentina horizontal. En este momento los bordes de la escotadura dejarán de rozar el labio superior.
”.

Omitimos citar literalmente todo el texto escrito por Raymond Thevenot en relación a este tema por ser coincidente con lo ya expuesto por los anteriores autores. Sólo añadir que Thevenot precisa que en la posición a tomar debemos poner el “labio inferior entrando un poco adentro de la quena y casi al nivel de las dos esquinas (un poquito más bajo).”.

Los autores citados y otros que omitimos en estas explicaciones, lo que nos tratan de mostrar son ciertas pautas para que enfrentemos correctamente el bisel de la quena con la abertura de nuestros labios. Esto es importante y podemos comprobar que una colocación muy baja de la quena va a producir una falta de precisión al cambiar de octava de tal modo que la segunda octava nos va a sonar un poco más aguda de lo que debería ser.

El resto del proceso hasta conseguir un buen sonido va a ir de la mano del desarrollo muscular de nuestros labios, que deberán aflojarse y apretarse según vamos ascendiendo en la escala de los sonidos. Para conseguir ese desarrollo muscular, un buen ejercicio es dedicar todos los días unos minutos a hacer escalas de notas largas. Con este ejecicio debemos observar la uniformidad del sonido, fruto de una emisión de aire constante y bien direccionada ya que las oscilaciones en la intensidad del aire y en su dirección se van a manifestar en la afinación de la nota que estamos produciendo. Es imprescindible prescindir en este ejercicio del vibrato.

Un poco en esta línea, Alejandro Vivanco aconseja: “En principio, cada sonido debe tener una duración larga, generalmente de cuatro tiempos lentos, contados mentalmente. Repítase cada sonido infinidad de veces, buscando sobre todo la claridad y confianza hasta lograr la supresión del seseo en los labios. Los respectivos dedos, para cada sonido o nota musical, deben tapar automáticamente y sin titubeo el agujero correspondiente, procurando no mover el borde de la quena colocada debajo del labio inferior, mientras pasa de un sonido a otro.”.

El segundo punto importante de esta sección la forma de atacar la nota, que debe producirse con un golpe de lengua similar a pronunciar la sílaba “TU” y que es el primer tipo de picado que vamos a utilizar. Ese movimiento de lengua abre y corta la cinta de aire y permite que iniciemos la emisión de una nota con un golpe seco de aire y que la finalicemos con un corte también seco de aire. Nuestro soplido natural nos daría un efecto parecido al “sfforzando” pero con ataque y resolución defectuosos.